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El Arenal: iglesia románica de San Juan de Orejana

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  La Meseta castellana y sus peculiares circunstancias, repleta de pueblecitos y lugares pintorescos, en los que muchas veces resulta difícil no reencontrarse con esos fragmentos de la Historia, derivados, esencialmente, de su arte, de su arquitectura y por supuesto, de su tradición. El viajero cuyos intereses y aficiones estén encaminados en ese sentido, encontrará en ella, sin duda alguna, un verdadero filón, que no sólo enriquecerá sus conocimientos, sino que también proporcionará una agradable perspectiva a su sentido de la aventura. La tierra de Segovia, en su conjunto, resulta todo un universo a descubrir, pues no en vano, su Patrimonio artístico y cultural, es uno de los más sobresalientes de España y en cuanto a arte arquitectónico de época se refiere, sobre todo, en aquel conocido como Románico, su amplitud y riqueza resultan, indiscutiblemente, espectaculares. De esos ínclitos talleres de canteros medievales, que, siguiendo las vicisitudes de un importante periodo histórico c

Paseos por el románico palentino: San Salvador de Cantamuda

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  Atrás van quedando los inconmensurables Picos de Europa, villas y pueblos encantadores, como Potes y esa enigmática y a la vez, sugestiva iglesia románica de Santa María de Piasca, cuyos innumerables detalles invitan siempre al estudio o, cuando menos, a ejercer el derecho que conlleva siempre esa insurgente aliada del libre albedrío, que es, no me cabe la menor duda, la especulación. El viaje continúa y el viajero sabe, cuando deja atrás el pueblecito de Piasca y vuelve a la carretera general, tomando la dirección de Cervera de Pisuerga, y por lo tanto, descendiendo hacia las áridas soledades de la Meseta castellana, que, una vez dejada atrás la peligrosa aventura del descenso por la denominada Montaña Palentina, de alguna manera, intuitiva, está recorriendo, también, caminos no sólo henchidos de belleza y sobrecogedor misterio, sino, además, cargados de Historia y de historias. Posiblemente, motivado por ello y con el sugestivo fin de dejarse envolver, lo más realistamente posible,

Paseos por el Románico Palentino: Moarves de Ojeda

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  Como ya he apuntado en otras ocasiones, de unos años a esta parte, quién sabe, si en el fondo y de una manera eminentemente subconsciente, haciendo bueno el refrán de que más vale tarde que nunca, existe, en España, una pasión desenfrenada por un Arte, el Románico, que unido indefectiblemente a esa metafórica genética de nomadismo que podemos entrever en el trasfondo de los viajes y desplazamientos, ha dado en devenir en una clase muy particular de viajero: el cultural. No son pocos los viajeros, que bien en solitario o bien en grupos organizados, recorren las principales comunidades españolas, siguiendo, metódica y escrupulosamente, rutas preestablecidas, muchas veces alejadas de los grandes circuitos turísticos, que no sólo generan extraordinarias expectativas por descubrir esos maravillosos y en no pocas ocasiones, enigmáticos templos, que durante la Baja Edad Media y hasta mediados, aproximadamente, del siglo XIII, constituyeron la columna vertebral de aquella entidad en la que C

Claustro románico de Silos: Patrimonio Cultural de la Humanidad

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El viajero sólo está de paso, pero ya es excusa suficiente como para no ignorar la oportunidad de volver a poner los pies en uno de los lugares más carismáticos del rico Patrimonio Cultural español y, por defecto, merecida extensión mundial: el claustro románico del monasterio de Santo Domingo de Silos. Piensa, mientras recorre sudoroso las estrechas callejuelas de un pueblo que parece eternamente anclado en los mundos insondables del pasado, que, a diferencia del viento abrasador que se cierne, inclemente, sobre este arcaico y primogénito rincón de Castilla, sus pasos le conducirán, en breve, hasta ese misterioso lugar, cuna de una magistral cantería que hizo escuela, donde, metafóricamente hablando y a diferencia de las vicisitudes del mundo moderno, las arenas del tiempo tan sólo obedecen a los vientos del Espíritu. Nada importa, por tanto, unirse a la fila de turistas, que, más o menos avisados del paseo histórico-artístico que están a punto de emprender, esperan, pacientemente,